Globalizando Nicaragua

martes, 6 de julio de 2010

A principios de los ’90, todavía en mis años de adolescencia, celebraba con mucho entusiasmo la programación “renovada” de Televicentro Canal 2 y los contenidos internacionales de la programación de varias radio estaciones que proliferaron por esa fecha. Después de casi 20 años, ya no estoy tan convencido de las ventajas de esta globalización de los medios por dos razones principales:

Primero: La Globalización en las comunicaciones contrajo el desarrollo de nuestro propio talento. El hecho de que en los últimos 20 años los medios nacionales, radio y televisión principalmente, se dedicaran a COMPRAR programación internacional en lugar de PRODUCIR programas locales, provocó un retardo en el desarrollo de nuestra capacidad de aprovechar los medios masivos. Fue como ponerse a jugar con “gente mayor”; las cadenas y productoras internacionales sencillamente eclipsaron nuestros infantes intentos por hacer cine, televisión y radio de calidad mundial luego de toda una década perdida por la guerra.

Las televisoras y radioemisoras optaron por comprar en lugar de producir no exactamente por cuestiones de costos, -pues claro está que no se necesita dinero a montones para producir material mediático creativo y competitivo- más bien fue un asunto de anhelos por estar a la moda, por entrar a ser parte de la llamada “comunidad global”. Fue así como hubo más programas de entretenimiento, información y formación cultural procedentes de México, Brasil, Norteamérica e incluso Japón que contenidos domésticos nacidos de nuestra identidad; dejando al país en una especie de ‘balanza deficitaria’ en el ámbito de las comunicaciones masivas.

Hoy día, poco a poco, esta situación ha empezado a cambiar. Tal parece que algunos medios están entendiendo la importancia de desarrollar talento local y producir material nacional que incluso pueda ‘exportarse’.

En segundo lugar, a mi parecer, la Globalización de los medios nacionales desvió nuestro enfoque.

Ha llegado un punto en que las audiencias saben mucho, mucho más sobre personalidades, lugares y eventos que tienen lugar en cualquier punto del globo, menos en Nicaragua. Los adolescentes saben más sobre subculturas como Emo y Gotica, de estilos como el Rock Celta y asuntos de Budú y Lucha libre que de temas, estilos, lugares, próceres y eventos relevantes de nuestro propio país.

No es de sorprender que hasta nuestros políticos imiten modelos norteamericanos, patagónicos, árabes y hasta africanos para encarar asuntos de la política criolla que ameritan respuestas contextuales y sesudas.

Ellos también han querido “globalizarse” y entrar a la moda de vivir en mansiones, vestir con Versace, veranear por Dubai y moverse en aparatos voladores, como lo hacen Trump, Slim, Beckham o el mismo Ahmadineyad.

Esto de “globalizar Nicaragua” al menos en el campo de los medios de comunicación masiva, me parece una pretensión más dañina que benéfica, y me pregunto qué otros efectos sociales adversos se estarán gestando como producto de nuestro afán de ponernos “a la par del mundo globalizado.”

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